El escándalo de los ítems fantasma, amenaza con inundar de excremento la capital oriental. Fiscales que son parientes de funcionarios de la alcaldía, partidos de oposición que para “embarrar la cancha” piden auditar todas las gestiones anteriores, la esposa del principal implicado es sobrina de un connotado periodista; mientras tanto el dinero no aparece.
Bolivianos y bolivianas asisten a una representación grotesca de la política al interior de las gobernaciones y alcaldías. Nadie sabe qué está sucediendo. Para que todavía se entienda menos, los medios de comunicación difundieron que en realidad no son 800 ítems fantasma, sino 2000.
La Iglesia Católica, ubicada a media cuadra de la alcaldía de Santa Cruz no ha pronunciado palabra.
El fiscal departamental Róger Mariaca, recibió la denuncia de los ítems fantasma en septiembre de 2021, sin embargo, no avanzó en la investigación, sino hasta la llegada de los fiscales de la sede de gobierno.
Los principales aliados políticos de Angélica Sosa (Creemos y Comunidad Ciudadana), han entrado al ruedo con zapatos de hierro, midiendo cada palabra. Nadie quiere quedar pegado a esta truculenta historia de corrupción, nepotismo, traiciones amorosas y millones dólares.
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