Desde el pasado 15 de septiembre, el sindicato de trabajadores automotrices se encuentra en huelga, en las empresas norteamericanas Ford, General Motors y Stellantis. El sindicato denominado UAW puso al descubierto la contradicción principal del capitalismo: los empresarios no quieren subir salarios ni beneficios, pese a sus grandes ganancias.
En una manifestación, en el centro de Detroit, el senador Bernie Sanders expresó su apoyo a la huelga y dijo que los aumentos salariales son necesarios debido a la creciente desigualdad en Estados Unidos.
«Todos ustedes saben que en el pasado un trabajo sindicalizado en la industria automotriz era el estándar de oro para la clase trabajadora en Estados Unidos. Bueno, estamos decididos a recuperar esos días», señaló Sanders.
Ésta también representa una dura prueba para el presidente Join Biden rumbo a su reelección. Biden está tratando de impulsar el mercado de vehículos eléctricos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que China solidifique su control sobre una industria en crecimiento.
En el sindicato de trabajadores automotrices UAW algunos trabajadores temen que ese cambio provoque despidos porque los vehículos eléctricos requieren menos personas para ensamblarlos, y aunque se dice que habrá nuevas oportunidades en la producción de baterías de alta capacidad, no hay garantías de que las y los trabajadores cuenten si quiera con sindicatos para defender sus derechos.
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