El ex ministro de gobierno, dijo que Álvaro García Linera, había creado una monstruosa estructura de poder, cinco días después se desdijo. Sin embargo, el artículo dio dos vueltas al mundo, royendo la honorabilidad de quien estuvo 5 años en la cárcel para sustentar el valor de sus ideas. Esta nueva manera de hacer política, tiene la luz cruel, de los ojos de Smeagol (personaje del señor de los anillos).
El 1 de marzo, Carlos Romero acompañado de Teresa Morales, denunció que se habían desviado fondos públicos para crear guerreros digitales; pero al concluir la conferencia de prensa, dijo que no presentarían la denuncia ante la justicia.
En un absurdo jurídico y periodístico, el ex ministro convocó a los medios de comunicación para hacer una denuncia que en realidad no es una denuncia, porque no será remitida ante la justicia, quizá porque carece de las pruebas necesarias para convertirse en un hecho judiciable, y que fue concebido solo para dar pan y circo a la población, aunque en este caso solo hubiera sido, circo y circo.
Dos días después asistió a una entrevista con Agustín Zambrana (Bunker), máxima expresión del periodismo pro terrateniente, difusor de la tesis de que hubo “fraude” y que por eso había que salir a matar.
“Carlos Romero no tiene nada que temer”, respondió Arturo Murillo en diciembre de 2019, a las preguntas de la prensa complaciente con el golpe de estado.
De no haber sido por la prensa adicta que los sorprendió, como pedro por su casa, en medio de un golpe de estado atroz, quizá Carlos Romero habría terminado de asesor de Murillo.
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