En las primeras imágenes de su traslado al penal de máxima seguridad, se pudo ver al cívico demacrado y con la mirada extraviada. Los medios de comunicación aprovecharon para inventarle una serie de dolencias, sin embargo, en su última audiencia desde Chonchocoro, Fernando Camacho apareció exhibiendo “muy buena salud”. Todo fue un circo mediático. Se derrumbó la campaña para victimizar a Camacho.
Utilizando la misma estrategia de Jeanine Añez, Misael Nallar (narco), y José María Leyes, el equipo de juristas de Camacho pretendió victimizar al cívico recurriendo a una enfermedad inexistente, para lograr su traslado a otro penal donde obtener mejores condiciones políticas, y sus militantes puedan acosar a (piacere) a la justicia.
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