El cívico ultra católico contraerá nupcias nuevamente. En medio de una tormenta de críticas a su gestión, el gobernador de Santa Cruz se da tiempo para acudir al altar junto a la ex Reina del carnaval cruceño, Fátima Jordán. La cuarta es la vencida, la gestión puede esperar.
El 15 de junio de 2020, en el pico de una ola de contagios de covid, con farmacias sin medicamentos y muertos en las aceras, Fernando Camacho anunció públicamente su tercer divorcio: “Uno no puede jugar con la estabilidad de los hijos”, dijo, al anunciar su separación de Gabriela Antelo su tercera esposa, “tenemos hijos en distintos matrimonios y tenemos una responsabilidad mayor por nuestros hijos”, subrayó el cívico que llegó a palacio de gobierno enarbolando una biblia gigante.
Mientras recibe críticas a granel, Camacho contrae nupcias. Incluso partidos de Santa Cruz de tendencia conservadora, le reclamaron por las promesas electorales falsas: los 75.000 empleos incumplidos, el hospital de Montero cerrado 9 meses porque no fue inscrito en el POA, la ausencia de seguridad ciudadana, entre otros.
El 15 de junio de 2021, cuando el gobierno aún bregaba por adquirir vacunas, la novia de Camacho (Fátima Jordán) fue inoculada con la primera dosis, cuando la prioridad era el personal médico de primera línea (neumólogos, enfermeras) y personas de la tercera edad.
El cuarto matrimonio de Fernando Camacho, en medio del derrumbe de su popularidad, también podría ser un show mediático, para relanzar la imagen del gobernador que cae vertiginosamente.
Si, con la frivolidad que lo caracteriza, mientras las personas morían en las calles sin una molécula de oxígeno en los pulmones, fue capaz de anunciar apesadumbrado en los medios de comunicación, su tercer divorcio, este matrimonio también puede tener objetivos políticos.
Aquel viejo juramento católico de “Hasta que la muerte nos separe”, no tiene lugar en la vida política del gobernador.