Más de diez días de protesta en Ecuador y la represión y crisis van en aumento, con tres fallecidos, 92 heridos, 94 detenidos y al menos 49 vulneraciones a los derechos humanos, según los organismos que hacen seguimiento al paro nacional.
El principal foco de la revuelta popular, en lo que se ha convertido Quito, la capital, no tiene tregua. Una marcha encabezada por mujeres indígenas fue brutalmente reprimida pese a que se encontraban desarmadas y la mayoría con sus hijos e hijas.
Ocurrió esta tarde cuando la marcha indígena, que agrupa pueblos de la Sierra y la Amazonía, juventudes urbanas, entre otros, intentaba cruzar en inmediaciones de la Asamblea Legislativa Nacional. Durante horas, las mujeres concentradas allí solicitaron pasar pacíficamente, pero el cerco policial militar se los impidió.
Cuando intentaban dialogar con los efectivos, éstos empezaron a lanzar gas lacrimógeno en gran cantidad, dispersando momentáneamente a la gente concentrada y afectando los edificios cercanos como la Asamblea Nacional, donde se encontraban varios legisladores.
El gobierno de Guillermo Lasso responde con excesiva represión, coinciden expertos internacionales, ya que no demuestra capacidad para dialogar y menos abordar las demandas básicas de salud, educación, baja en los precios de la canasta básica de alimentos, gasolina, entre otros artículos de primera necesidad para la población más pobre y endeudada de Ecuador.
Las y los representantes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) y otras organizaciones sociales que se unieron para desarrollar el paro nacional, expresaron que esta vez no van a retroceder ante propuestas falaces y efímeras como las que se dio en 2019, cuando también se movilizaron a nivel nacional.
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