Era el año 2000, la familia Garáfulic se había comprado a precio de baratija el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), única línea aérea de un país que durante 200 años, había sido saqueado del derecho y del revés. Varios meses antes de la privatización del LAB, los medios implementaron una feroz campaña de desprestigio en contra del Lloyd, “esa empresa no sirve, es un gasto para el Estado, ni siquiera pueden cuidar a los gatos”, decían. Raúl Garáfulic, padre de los dueños del periódico Página Siete, se compró el Lloyd y otras tres empresas del Estado.
GATO POR LIEBRE. La metodología de los “gobernantes privatizadores” era muy simple, consistía en tres pasos:
1.- Los medios de comunicación implementaban una descomunal campaña de desprestigio en contra de las empresas del Estado. El objetivo era disminuir el precio lo más posible para que la sociedad no se asombre por la disminución atroz del costo.
2.- Los mismos gobernantes que habían lanzado la licitación internacional para vender (léase rematar) la empresa del Estado, le ponían un precio base irrisorio, ridículo.
3.- Los mismos gobernantes que habían lanzado la licitación internacional… se compraban la empresa. Así, al país más pobre del continente, le quitaron sus empresas.
El BOA, tiene los precios más bajos del mercado, sin embargo, a causa del extravío de Tito, los medios de comunicación convirtieron al BOA, en la peor empresa del mundo.
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