El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha derogado el derecho constitucional al aborto voluntario, después de medio siglo de vigencia. Este derecho constituía un precedente sentado por la sentencia del caso Roe contra Wade, en 1973, que dio rango federal a la libertad de las mujeres de interrumpir el embarazo. Las repercusiones de rechazo no se dejan esperar.
Con esta medida, los 50 Estados tienen la la potestad de legislar sobre el tema. Se calcula que 26 están dispuestos a derogarlo, lo cual representaría un retroceso en materia de derechos humanos, en estos días que se reúne la Comisión Especial para los Derechos de las Mujeres de Naciones Unidas, en Ginebra.
El Tribunal ha emitido el fallo correspondiente al caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization, una clínica de salud reproductiva de la capital de Misisipi. Se dirimió la constitucionalidad de una ley de ese Estado de 2018, que prohíbe la mayoría de las intervenciones después de las primeras 15 semanas de embarazo.
Sin embargo, en el fondo, se discutió la continuidad del fallo Roe contra Wade, y por seis votos a favor y tres en contra, la Corte Suprema logró el deseo de los grupo antiabortistas y antiderechos del país.
En Latinoamérica, donde algunos países avanzaron en esta conquista de derechos, varias organizaciones se declaran en emergencia y lanzarán sus pronunciamientos de rechazo a la medida norteamericana que consideran un retroceso en los derechos de las mujeres.
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